Las tiras reactivas o sensores, su conservación y manipulación, son los elementos más importantes en la consecución de resultados fiables y precisos a la hora de realizar un análisis de sangre con un analizador de sangre portátil.

El análisis de diferentes parámetros en sangre, como es el caso del lactato, mediante analizadores portátiles utilizan habitualmente el método electroquímico o enzimático-amperométrico, que se basa en:

1.- Adquisición de una muestra de sangre de volumen suficiente (variable dependiendo del sensor o tira reactiva concreto) mediante un sensor o tira reactiva que por capilaridad llena la Zona de Reacción o Cámara de Mezcla.

Muchas tiras reactivas incorporan un sensor de llenado de la zona de reacción, emitiendo un pitido el analizador y comenzando de forma automática el proceso de reacción (Punto 2).

Es importante que el volumen de la gota de sangre para realizar la toma mediante la tira reactiva, sea lo suficientemente grande como para llenar la zona de reacción de una sola vez; si el volumen de la gota de sangre no es suficiente y hay que repetir el proceso con la misma tira reactiva, podemos obtener un resultado anómalo o en ocasiones el analizador directamente nos muestra un mensaje de error.

Con el fin de no interferir con este proceso es muy importante la correcta manipulación de la tira reactiva, evitando cogerla desde la zona de absorción o tocar dicha zona, para mantener en perfectas condiciones la capacidad de absorción de sangre de la tira reactiva.

2.- Reacción del parámetro a analizar (Lactato, Glucosa, Cetona,…) con un enzima concreto que está previamente depositado en la Zona de Reacción de la Tira Reactiva. En los biosensores de segunda generación, además del enzima específico que reacciona con la sustancia a analizar, también se utiliza un mediador para la transferencia de electrones.

Además de ‘colocar’ una serie de reactivos en la Zona de Reacción, también deben incorporarse técnicas de inmovilización para que dichos reactivos se mantengan en su lugar a lo largo del tiempo y que no haya interferencia en relación con el oxígeno y humedad del aire; aun así y con el ánimo de minimizar el riesgo de disminución de la funcionalidad de la tira reactiva, siempre se aconseja cerrar el bote (en el caso de que las tiras reactivas no vengan envasadas unitariamente) una vez retirada la tira reactiva para el análisis a realizar.

3.- Liberación de electrones como resultado de la o las reacciones químicas del parámetro en estudio (en este caso Lactato) con el enzima concreto. A mayor cantidad de Lactato más electrones se liberan, con lo que hay una relación directa entre la concentración de lactato en la muestra y el número de electrones que se forman, con lo que se genera un potencial eléctrico de una intensidad proporcional a la concentración de lactato.

4.- El analizador realiza una medición de la corriente eléctrica que se genera en la zona de reacción y para ello ‘utiliza’ al menos 2 electrodos que  lleva ‘incrustados’ la tira reactiva y que comunican el propio Analizador con la Zona de Reacción (próxima a la punta de la Tira Reactiva o Sensor). Una vez que el analizador mide el potencial eléctrico y gracias a un algoritmo propio que incorpora, traduce esa intensidad de corriente eléctrica en un valor concreto de Lactato mostrándonos dicho resultado en pantalla.

Ya vemos que el análisis de lactato, glucosa, cetonas,… mediante un analizador portátil es un proceso complejo a pesar de la sencillez de uso y de obtención de resultados. Y visto lo anterior, es fácil comprender la importancia de la tira reactiva y su correcta manipulación y conservación si queremos obtener resultados de análisis fiables. Hoy en día la inmensa mayoría de los investigadores que trabajan en el ámbito del control analítico consideran que a la hora de obtener resultados precisos con un analizador de sangre portátil, lo más importante es la calidad de la tira reactiva, su conservación y manipulación, más que el propio medidor o analizador.